Quizás pueda existir algo de certeza, cuando sostengo que en la oscuridad yace el reflejo más puro de la conciencia; Es como un espejo que reproduce la imagen plasmada con pequeñas partículas de plata en una cinta cinematográfica, que influyen en la nitidez de los pensamientos y de la objetividad del auto análisis.
Sin embargo, hay algo que las tinieblas esconden y que no revelan sino al subconsciente. Es un momento: un instante prolongado, en el que las realidades se intercambian en la mente de los seres humanos. La noche, aquí, en los confines del mundo, trae consigo la oscuridad que induce al más profundo sueño... esos sueños continuos que proferían horrores dentro de mis pensamientos. Esos mismos que me llevaron al sillón de una psicoanalista, terapeuta, psicóloga, o casi una de las ayudas más grandes de mi vida.
Comprobé entonces la veracidad del provervio alemán Einmal Ist Keinmal (una vez no significa nada), puesto que la primera vez que vi esos tormentos en la noche no fueron más que una simple pesadilla, pero cuando comenzaron a ser recurrentes, creo que la salud mental llegó casi al borde del colapso.
Comienzo, desde el recuerdo más intrínseco, el relato de éste proceso.
Estoy en el ático de mi terapeuta. Las luces están bajas, más bien tenues. La voz de Alexandra Basich mantiene el volumen de la fuente de agua en miniatura en un rincón. Me encuentro recostada en un cojín inmenso que parece succionarme, muy cerca del suelo. Afuera se oye el reducido tráfico de la calle Membrillar. Ya es tarde, es de noche. Las paredes del ático de madera no deja entrar el frío.
"¿Quieres un cigarro?", me pregunta la terapeuta, extendiéndo la cajetilla de sus cigarrillos, y un encendedor negro.
"Bueno, gracias.", estoy dispuesta a sostener lo que ella me ofrece.
"Ahora, comienza desde lo que te resulta más dificil volver a relatar. Cierra los ojos. Entra en esa realidad perdida que te es fácil recuperar en el momento del sueño. Concéntrate y dime todo. Quienes te hablan y porqué te hablan. Mueres rápido o lento. No importa. Todo sirve". Alexandra se dispone a escuchar mientras cierro los ojos con un cigarrillo en la boca. Las imágenes llegan y se agolpan en mi mente. Necesito organizar, y hablarle al viento que escucha atento.
Comienzo.
"Hay hojas secas bajo mis pies, que crujen mientras camino. En cada paso que doy, un bosque extenso se ve más cerca, como si se tratara de una película que pasa rápidamente. Un tipo a lo lejos corta leña con una guadaña más grande que su propio cuerpo, y me llama. Entonces, me acerco, porque lo reconozco, creo que es mi padre o alguien que tiene mucha autoridad sobre mí. El bosque huele a hierba mojada, y el tipo que luce un tanto hostil, me dice que me quede y corte el resto de la leña esparcida sobre el suelo. El tipo se aleja arrastrando los pies hacia un lugar donde no quedaban más árboles.
Al sostener la guadaña en mis manos, me parecía muy liviana. La leña la posaba en mis pies dispuesta a dividir el pedazo de tronco en dos. Un corte transversal que no sería muy difil de hacer.
De pronto, cuando me dispongo a sersionar la madera, una víbora se enrosca en mi brazo, y el filo de la guadaña traspasa mis extremidades. La víbora se va reptando, y se adentra en el bosque, mientras en cada gota de sangre se va mi vida. Y cada vez se hace más difícil respirar. La muerte llega cuando mis párpados húmedos por las lágrimas regresan abruptamente a la realidad"
Frente a los recuerdos las emociones son las mismas...
Las lágrimas afloran.
Alexandra me ofrece otro cigarro cuando despierto.
Todo es igual.
Pero no sirvió de nada... nuevamente.
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2 comentarios:
Escribes lindo, creo que tienes talento. El psicoanalisis sólo te puede servir si tienes una fe ciega en él, es un dogma, prueba con otra terapia si deseas mejorar si consideras que te molestan tus sueños
Intenta controlar esos sueños, antes de irte a dormir repitete que los vas a poder controlar, modificar,cambiar partes que no te gusten, tener sueños lúcidos, personalmente lo recomiendo es fantastico.
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