lunes, 29 de enero de 2007

The Endless Dream Begins


Hay un ángel, a los pies de un abismo en llamas. La sombra que lo cubre parece una túnica que sólo pertenece a él, y a su espalda van atadas dos alas ramificadas hacia el cielo gris; cubierto de nubes cargadas de amargura. La tierra se desprende, hasta deshacerse en el fuego que profiere maldiciones con esas manos incandescentes. El camino, casi no existe.
Sólo un suspiro crea la brisa que mueve la esperanza en ese ser alado que he decidido llamar ángel, porque para mí los ángeles son los humanos que han conseguido esas alas que cruzan las llamas de la desesperación sin fundir la voluntad. Del otro lado, donde el abismo ya no es más que una broma del pasado, se divisa un árbol cuyas raíces se expanden hasta donde no queda ninguna porción de tierra. Ahí nada se derrumba: nada vuela con el aire.
Mi ángel extiende finalmente las alas, y se inclina ante todo lo que yace ante sus pies. No queda movimiento alguno. Sólo se sostiene por su voluntad, en las alas de la esperanza que nació de la casualidad más grande de su vida, y que ahora lo salvará del calor abrasante de la derrota.

1 comentario:

Freelance dijo...
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