miércoles, 31 de enero de 2007

La Lista Prohibida Pt. I


He prohibido una serie de recuerdos, que han quedado sepultados en lo más profundo de algo que creo poder llamar conciencia, y en consecuencia, no me he visto en la necesidad, o en la necedad de recurrir a ellos. Sin embargo, existe una lista invisible que permanece sólo en mis pensamientos, a los cuales otorgo un sentimiento específico. La lista prohibida significa la censura de muchas situaciones de mi vida, de las cuales no me arrepiento bajo ninguna circunstancia, y menos pretendo dar luces de querer hacerlo.

Recuerdo Nº 1 - Aces High

Un tipo muy flaco, con el pelo desordenado y un Lucky Strike en la boca, se acerca a mi, y me mira con unos ojos que jamás en mi vida, puedo decir que había descifrado con tanta facilidad. Una polera de Iron Maiden muy vieja y pantalones con algunas rajaduras a lo largo de las piernas. No dice nada, me mira... siempre me mira. Me siento a su lado, mientras me ofrece un cigarro, de los mismos que él fuma, y me pregunta que pasa. En realidad nada, nada que realmente importe.
"Es lo mismo de siempre. ¿Qué más podrías saber? Nada diferente. Sabes, estoy cabreada de él. Estoy cabreada de oír como me manda a la mierda cuando quiere, y creo que me cansé. Y ahora estoy cabreada contigo porque te dije esto".
"No importa, tienes razón".
Hablabamos mucho con el movimientos indeciso de los ojos. Era un constante evadir de miradas, que iban y venían. Repentinamente, las luces se esfuman, y Aces High quiebra la agitada voz de los espectadores. No he podido recordar, hasta ahora, el nombre de la banda. Mi muñeca fue tomada bruscamente, y fui esa vez, la cómplice de un espectáculo de euforia colectiva. Era lo suficiente entendible de mi parte. Los coros eran cantados frenéticamente, y parecían perderse en el tiempo que sólo la música creaba bajo las cabezas de las casi 300 personas presentes.
Él me llevaba donde estimaba conveniente. Yo lo seguía al darme cuenta, que en cualquier lugar donde estabamos, a mí no me pasaba nada. Todos saltaban. Todos coreaban.
Un beso... fue un beso tierno, exaltado, violento, y hasta chistoso, que no se separó de mí sino hasta el final.
Esa fue la noche más extraña de mi vida, creo. Los días que siguieron también lo fueron, pero pertenecen a otra parte de la larga lista de los recuerdos vedados.

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