Síntomas: Los síntomas de sobredosis o intoxicación varían enormemente de persona a persona dependiendo de la edad peso corporal y respuesta individual. Varían desde mareo y obnubilación hasta ataxia somnolencia y estupor y finalmente coma con depresión respiratoria y colapso circulatorio hasta provocar la muerte.
Tratamiento: En el manejo de la sobredosis deberá tenerse en cuenta que podrían haberse tomado múltiples agentes. Además de monitorear la respiración el pulso y la presión sanguínea está indicado un lavado gástrico reposición de fluidos por vía i.v. con medidas generales de apoyo y la provisión de instalaciones de urgencia para lidiar con una posible obstrucción de las vías respiratorias. La hipotensión puede ser tratada con agentes simpaticomiméticos.
Tratamiento: En el manejo de la sobredosis deberá tenerse en cuenta que podrían haberse tomado múltiples agentes. Además de monitorear la respiración el pulso y la presión sanguínea está indicado un lavado gástrico reposición de fluidos por vía i.v. con medidas generales de apoyo y la provisión de instalaciones de urgencia para lidiar con una posible obstrucción de las vías respiratorias. La hipotensión puede ser tratada con agentes simpaticomiméticos.
Es increíble pensar que pequeños cilindros que quedan holgados en la yema de un dedo, son capaces de arrebatar sueños hasta dejar en un coma profundo que podría llevar la insignificante vida de un ser humano, hacia la reducción total de este. Se va en un cuerpo ajado, la huella que evidencia el pasado que bien pudo haber sido próspero como también cruel. Todo se pulveriza dentro del coma en el que quise caer... no por efectos de un malogrado accidente.
Las indicaciones médicas de aquel fármaco revelaban que efectivamente controlaban el dolor, pero ¿Qué tipo de dolor? Sin duda, un dolor que en mí no se aplacó, sino que se escondió tras el velo del coma prolongado lo suficiente como para despertar y encontrar todo exactamente a cuando me fui. Lo único que había cambiado era el lugar donde había aparecido.
Alguien me había sacado la ropa, puesto el pyjama (creo que fueron las personas que vinieron a dejarme) y sumergido en mi cama. Recuerdo el llanto impotente de alguien porque no podía hacer nada en contra de la situación. No había nadie en mi casa, y mi madre que se encontraba trabajando, había rechazado la opción de que me llevaran a un centro asistencial, por lo tanto debía quedarme ahí, tranquila, hasta que todo volviese a ser normal.
¿Podría ser todo normal si antes tampoco lo era?
Me dolía tanto...
Ya casi lo olvidaba. El saber que no estaría en mis pensamientos me provocaba una felicidad inexplicable.
Existe una serie de imágenes confusas de los últimos minutos antes de caer, en los que la sonriza es cada vez más prolongada. Eso sí lo recuerdo muy, muy bien.
La tristeza aparece cuando despierto, y vuelve a torturarme nuevamente.
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